Postura clásica y universal, pero no por eso aburrida, el cara a cara permite una infinidad de variantes para hacerla más atractiva y excitante.
La movilidad de las manos, la cercanía de los rostros y la comodidad de los cuerpos son las ventajas que la hicieron famosa.
No hay que temer probar nuevos tipos de contacto durante el coito: que ella toque los glúteos y el ano de su compañero, que él frote el clítoris de la mujer o que ella misma lo haga, que las piernas de ambos estén más cerradas para sentir cierta dificultad en la penetración....
Es una posición que muchos identifican con el amor y el romance, los comienzos de una pareja, la adolescencia... pero vale la pena experimentarla en todas las etapas de la vida sexual y sacarle el jugo a sus ventajas.
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