5/6/09

El Espejo del Placer



Ella se acuesta de espaldas, boca arriba.

Levanta sus piernas y deja que él las sostenga arrodillado al final de su cuerpo y apoyando el otro brazo en el piso.

El hombre penetra, domina y posee el control.La postura permite variar el sentido de la penetración y la apertura de las piernas.

Los rostros no pueden acercarse y las manos poco pueden hacer en esta posición, lo cual genera una ansiedad sumamente excitante: ambos cuerpos corren juntos la carrera para llegar al orgasmo y reflejan en el otro los más variados gestos de placer y lujuria.

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